sábado, 30 de marzo de 2024

Tres en raya

 Mientras trabajo en mi proyecto Deletereus Musicae Liber, del que pronto espero traer algo nuevo para leer, voy a escribir una reseña exprés de tres novelas gráficas que recientemente he añadido a mi biblioteca. Son tres clásicos, especialmente dos de ellas, y alguien seguro que se echará las manos a la cabeza diciendo que como he podido no leerlas antes. La respuesta es obvia, porque hay muchas cosas que leer y se llega a los libros cuando el resto de las lecturas te lo permiten. Nunca es tarde si la dicha es buena así que vayamos al lío.


Como se puede apreciar en la foto las tres tienen en común ese hilo conductor de la historia del siglo XX que fue la II Guerra Mundial con sus dimes y diretes. Superman: Hijo Rojo es una ucronía donde el famoso superhéroe alienígena en lugar de llegar a los Estados Unidos viene a caer en la Unión Soviética de Stalin, un punto de partida muy jugoso que, de algún modo, recuerda a El hombre en el castillo de Philip K. Dick. Por su parte Maus, archifamoso y ultrarreconocido, cuenta la historia de un superviviente de Auschwitz. Finalmente, Cuando el viento sopla es un devastador alegato antibelicista ambientado en los terribles años 80 y la calma tensa en la que se vivía día a día la Guerra Fría, sólo que aquí si que se les va la olla del todo a los que pasan los días en una competición a ver quien la tiene más grande y le dan al botón de la bomba. Todos tienen en común esa pincelada de irrealidad que da el formato cómic. Una ucronía de superhéroes, un holocausto de ratones y una bomba que, por fortuna, nunca cayó (bueno sí que cayeron, en Japón, pero esa es otra cuestión, ¿o no lo es?). Por supuesto cada una de estas historias dan para reflexionar y tratan de temas fundamentales a pesar de estar disfrazadas de tebeos. Hace ya tiempo que sabemos que en el mundo del cómic hay espacio para las historias adultas y potentes, espero que nadie venga a descubrir eso a estas alturas y si lo hace, pues ya está dicho antes, nunca es tarde.

SUPERMAN: HIJO ROJO

Con guion de Mark Millar, los aficionados a los cómics y películas de superhéroes seguro que lo conocéis, Superman: Hijo Rojo parte de la premisa antes comentada, eso era todo cuanto sabía del asunto. En mi biblioteca hay muy poco, casi nada, de superhéroes. Algo de Hulk, algo de Batman y no mire usted mucho más allá. Tengo en un altar Watchmen y, a raíz de la serie, lo reconozco, he empezado a leer The Boys, sólo el primer volumen de momento, no me ha entusiasmado. ¡Ah, eso sí! ¡De Superlópez tengo un montón! Es lo más parecido a un cómic de Superman que había en mi casa hasta ahora. Dudo si La cosa del pantano entraría en la categoría superheróica, y también, ya que estamos, si Astérix y Obélix cuentan. En cualquier caso, el cómic de superhéroes canónico de toda la vida no es para mí. A menos que me ofrezca algo que llame mi atención y este Hijo Rojo lo hacía y mucho.


Como comentaba el rollo ucrónico me recordaba a El hombre en el castillo de Philip K. Dick que plantea, por si alguien no lo sabe, qué hubiese pasado si Alemania y Japón hubiesen ganado la II Guerra Mundial. Es un juego interesante en el que se entra con este tipo de historias. Aquí Millar juega con maestría sus cartas y desarrolla una distopía comunista en la que Superman, que se convierte en heredero de Stalin, sovietiza al mundo entero salvo a Estados Unidos y ¿Chile?, no entiendo muy bien cual es el chiste perverso que hay detrás de lo de Chile, o no lo quiero entender, mejor dicho, pero ahí está. Por supuesto surge el descontento a pesar de que, sobre el papel, todo el mundo tiene cuanto necesita para ser feliz. Se las tendrá que ver con Batman y con Lex Luthor así como con Linterna Verde y algunos más que los aficionados a estas historias conocerán. La verdad es que yo me pierdo un poco. Linterna Verde sólo lo conozco de escucharlo nombrar, a Wonder Woman por una película horrible que sacaron hace poco y que no estoy seguro de haber visto hasta el final, mi cerebro borró esa información. Es obvio que los cameos de la mitología que le es propia iban a estar ahí, los flanes de Superman seguro que hacen palmas con las orejas con ellos. A mí me despistan porque hay algunas cuestiones que quizá se dan por sabidas y que yo termino captando tarde por desconocimiento, supongo que una segunda lectura resolvería el problema. Ya se la daré, tengo mucho pendiente para eso.

En general la historia es interesante, tiene su punto de profundidad y complejidad suficiente como para merecer la pena y el desenlace mola. El dibujo es muy del estilo de los carteles propagandísticos de la Unión Soviética, aunque más contemporáneo y estilizado, lo cual aporta al conjunto ese plus visual que al final es lo que nos lleva a leer novelas gráficas. En conjunto una lectura muy refrescante y recomendable. La más liviana de las tres, sin lugar a dudas, pues no deja de ser una aventurilla de Superman, tiene lo justo de miga para no ser absolutamente superficial, pero tampoco le vamos a pedir peras al olmo. Sobre todo si consideramos que después de leerlo me fui a por Cuando el viento sopla. Palabras mayores.

CUANDO EL VIENTO SOPLA

Este era el que iba buscando específicamente cuando compré estos tres, los otros dos se vinieron a casa como extra porque ya que estaba allí y los vi, vamos tú me entiendes, espero. Sabía de la existencia de esta reedición por parte de Blackie Books por las redes sociales. Hay una película de dibujos animados de este libro que veía de pequeño en el vídeo comunitario y no entendía bien lo que estaba viendo, sólo sabía que me aburría, me parecía un rollo. Cuando han sacado esta reedición y he leído la sinopsis han venido a mi mente aquellos dibujitos olvidados, he unido las piezas y el resultado ha sido demoledor. Evidentemente necesitaba este libro.


Parece que Raymond Briggs era un autor de tebeos para niños que decidió hacer algo más adulto y duro. ¡Vaya si lo consiguió! El dibujo puede engañar, parecen ilustraciones de un cuento infantil, incluso el tono general de las conversaciones entre James y Hilda Blogg, toda la historia se articula en torno a ellos, es muy naïf, inocente e infantiloide. Ahí radica la potencia de su propuesta. El matrimonio Blogg vive en el campo desde que James se jubiló. Una vida sencilla y muy tradicional. Sus conversaciones te van a recordar a la cotidianeidad de tus abuelos, o de tus padres, o la tuya misma con tu pareja, depende de la edad que tengas. Gente humilde, sencilla, de la vieja escuela, confiada que, de repente, van a enfrentar la más terrible experiencia de sus vidas, la última. La bomba.

El libro es duro y corrosivo, descorazonador, te va a dejar hecho polvo y con ganas de llorar. Una barbaridad sin compasión ninguna que muestra el horror sin tapujos. No puedes dejar de leerlo. Lo más fuerte que me echado a los ojos en mucho tiempo. Tanto que después he leído Maus y no me ha parecido tan potente como lo esperaba. Vamos con ello.

MAUS

El más famoso de los tres y referencia absoluta en el mundo de la novela gráfica. Uno de esos libros que si eres aficionado a estos menesteres tienes que leer sí o sí. Llevo años posponiéndolo porque el tema de Auschwitz no es algo que uno se ponga a leer así de buenas a primeras y con gusto, más bien al contrario. Sabes que es algo perturbador y lo vas dejando de lado hasta que algo te dice que ahora es el momento. Ese algo fue Cuando el viento sopla. Ya puestos en materia decidí apostar a tope por el asunto. Y aquí estoy que me acabo de terminar el famosísimo Maus sin saber todavía muy bien qué es lo que ha fallado que no me ha parecido para tanto.


Vamos a ver, que es excelente está fuera de toda duda. Es una pasada y me ha tenido atrapado sin poder salir del libro incluso en los ratos en los que no estaba leyendo. No seré yo quien venga a ponerle faltas. La estructura narrativa me parece muy interesante. No sólo cuenta la historia de Vladek Spiegelman, padre el autor, en Polonia desde el auge del nazismo hasta que es liberado de Auschwitz, se reencuentra con su mujer y se van a vivir a Suecia primero y Estados Unidos después. Jugando con un pulso magistral con los tiempos te cuenta toda la historia de su familia, retrata a los últimos años de su padre, el suicidio de su madre, sus propias dudas y el proceso creativo en un ejercicio de metanarración fantástico. Es una pasada, tiene varias capas que funcionan interrelacionadas con una fluidez espectacular.

Por otra parte ese tono de fábula que la da el utilizar animales para caracterizar a los diferentes grupos de personajes consigue dotar a toda la novela de una fuerza muy especial. Los judíos son ratones, los polacos son cerdos, los nazis son gatos, los franceses son ranas... El juego del gato y el ratón quizá me haya sacado un poco del asunto, no puedo no simpatizar con los gatos por mucho que en este contexto narrativo no deba ser así. Quizá ese sea el primer punto que me ha hecho experimentar la lectura de un modo distinto al que esperaba. Otro, por supuesto, era venir de una lectura anterior que me había dejado una huella tan profunda que las comparaciones eran inevitables. Supongo que el hecho de que estas historias del holocausto son bastante conocidas también a jugado un papel importante, así como las altas, altísimas, estratosféricas expectativas que me había formado por la fama que precede a la obra también han ido en su contra. El tema es que cuando lo he terminado lo primero que ha pasado por mi cabeza es un rotundo: pues no es para tanto.

Miro el libro encima de mi mesa y sé que no es así, que sí que es para tanto y más aún. Que los personajes se salen de sus páginas y se van a venir conmigo una buena temporada, al igual que James y Hilda, aquí Art, Vladek, Anja, Mala, todos tienen una vida y una fuerza arrolladora, esos pequeños ratones judíos son reales como la vida misma. Las historias dentro de la historia son una maravilla y Maus tiene ganada su fama a pulso. Es muy probable que este sí lo relea en no mucho tiempo para dejarme llevar y profundizar en los mil detalles que tiene. Me imagino que sí es para tanto a pesar de esa primera impresión porque me han dejado una sensación de vacío tan chunga como cuando se muere don Quijote, no es pequeña la comparación.

Y hasta aquí todo lo que me apetece comentar de estos tres libros. Gracias por tu atención.

Budapest - Nieves Mories

Hace ya tiempo que el nombre de Nieves Mories resuena en mi entorno lector cuando se habla de autores patrios de terror, en este caso autora...