Sevilla tiene un color especial. Esa sevillanía que se llena gozo y júbilo cuando el aire huele a azahar mientras el palio de la Virgen del yonosequé avanza bamboleante hacia la Campana con la marcha esa tan famosa que hace tariro tariro tariroriiii, con las cornetas marcando un paso militar, una cadencia marcial que no deje lugar a dudas de parte de quién ha estado la Iglesia por estos lares desde hace tantos años que hablar de lo que pasaba antes carece de sentido. Pero hay otra Sevilla, esa otra Sevilla que nadie quiere ver, ya lo cantaban Acracia en el 89. Esa Sevilla que no va a la Feria, no se disfraza de señorito cortijero para ocultar que es un currela que si le falta el jornal dos días se muere de hambre, no es flan de los pasos ni tiene interés por sus imágenes antediluvianas que, más allá de su valor artístico, son representación de muchas cosas de las que el representado hubiese abominado. Esa Sevilla que cantó con la voz reventándole el cuello el famoso "pues claro que no, no creo en tu dios de madera" de los Narco. Siempre existió esa otra cara y siempre existirá. Porque la vida es así, porque a cada acción corresponde una reacción de la misma magnitud en su contra, es algo así como las leyes de la termodinámica aplicadas a la conducta social. Ahí surgen Ruido Bruto siguiendo una tradición de rock combativo, punk frenético y hardcore de mala baba que se remonta décadas atrás en el underground sevillano. Ya he hablado de Acracia y Narco, pero no menos insignes son Reincidentes con su épico "Borbolla, Borbolla, eres un gilipollas". Mención especial Los muertos de Cristo y su continuación lógica El Noi del Sucre que son de Utrera, pero es de la provincia. A mediados de los 90 el punk en Utrera era fuerte como un martillo pilón y el death metal no digamos, esos Necrophiliac y su imprescindible Chaopula citadel of mirrors. ¿Tenemos o no tenemos tradición punkarra? Podría seguir con otros grupos afines de un modo u otro. Dr Bad, KAP, Excreted Alive, Falso Dogma, Los que mataron a Bruce Leed, KDR, Herejes, Rabones, Los Monstruitos y los que me olvido o no he conocido porque son muchos para poder seguirlos a todos... Ruido Bruto no surgen de la nada, son unos dignísimos herederos de todo eso y más.
Pero además no vienen solos. Todo lo que rodea a su primer disco, Anticristo con cresta y botas (me vuelve loco ese título, me encanta), ya avala desde el principio que son parte de algo más grande que ellos mismos y que es esa cultura sumergida. Desde el diseño del artwork por parte del fundamental Ricardo Barquín, un nombre ineludible en esta movida desde que mi memoria alcanza, a la grabación y producción a manos de Leo Peña en su ya mítico Jotun Studio. Sin entrar a hablar, porque se nos iría de espacio, el movidón de punk y semejantes que hay en los últimos años en Sevilla gracias, entre otras muchas cosas, al buen hacer de Andalucía Über Alles. Estos chicos vienen bien arropados a presentar su CD y su CD no te deja lugar a dudas. ¡Olé sus huevos! ¿Te gusta el hardcore apunkarrao, crustie por momentos? No te los pierdas. Para que nos entendamos te dejo que los escuches y seguimos.
Ahora que los estás escuchando tampoco debiera tener mucho más que decirte, pero te lo voy a soltar igualmente porque para eso es mi blog, si no quieres no tienes que seguir leyendo. Si vas a seguir, con música es mucho mejor, eso sin duda. Hablar de música sin escucharla es una mierda. Ese principio, ese arranque con el sampler del Ave Santani de Jerry Goldsmith a mi me gana de inmediato. Soy flan absoluto de La Profecía y Damien Thorn, es escuchar los primeros compases de esa pieza y ya me pongo de buen humor. Vamonos que incluso el momento del corte y el redoble de batería que da pie al tema me recuerda a morir a la versión de Fantômas (supongo que a Sergi no le molestará si digo que su entrada de batería me recuerda a Dave Lombardo), pero luego se van a su historia con Anticristo con cresta y botas. Pistoletazo de salida para algo más de media de punk bailongo, con una vena hardcore latiendo a punto reventar en su cuello, con toques de crust y momentos que incluso te harán pensar en psychobilly. Una música contundente y reivindicativa donde destaca el bajo de Gianni que, sin dejar de flagelar como un látigo fustigante junto a sus compañeros, tiene muchos arreglos y fraseos brillantes, llenos de melodía y buen gusto. Jose y Sergi con sus instrumentos son muy correctos. La batería de Sergi suena contundente, en su sitio sin parar de meter presión, sin alardes pero machacando sin piedad como es menester en estas cuestiones. La guitarra de Jose, quizá la que menos destaca, destripa sus riffs con precisión y da el colchón perfecto sobre el que desplegar voces y textos, el, para mi, punto de máximo esplendor de Ruido Bruto.
Se nota que el diseño del CD ha estado en buenas manos
El gran punto a favor de este debut son sus canciones. Menuda obviedad, ¿no? Pues no tanto, o al menos a mi me lo parece. No son pocas las veces que escucho grupos que perdidos en la autocomplacencia del "mira como toco" terminan perdiendo de vista que toda esta historia del rock, por resumirlo en una palabra, consiste en hacer canciones y las canciones, por definición, tienen que ser cantables. Me encantan esos grupos de metal extremo retorcido incantable, pero cuando caen en mis manos CDs como este, que a la segunda escucha ya estás cantando con ellos, me flipa. Me parece todo un arte hacer de cada pieza, dentro de un mismo estilo, un ente individual cantable y reconocible. Ruido Bruto lo consiguen de pasada. Cada tema es un mundo, una reivindicación, una consigna coreable. Saben sacarle jugo a fondo a las posibilidades que ofrece el hecho de cantar los tres miembros del grupo. En ese nivel, las voces desde el principio me han recordado a Sociedad Alkoholika y Narco, con un toque en los temas con los coros de Marta, especialmente en Muerte en vida, a los viejos Alloraralaiglesia. Vamos que me ha gustado mucho este Anticristo con cresta y votas. Ha sonado en bucle en mi coche desde que cayó en mis manos el miércoles.
La maqueta de Ruido Bruto, presagio de la que se nos venía encima
Quizá, por ponerle un pero, las letras no me entran del todo. Tocan temas con los que podemos estar de acuerdo: la religión, la inmigración, las casas de apuestas, la herencia franquista de nuestra sociedad... pero me parece que los años me han suavizado la parte más extrema de mi forma de ver el mundo, me debo estar haciendo viejo, y aquí los amigos de Ruido Bruto siguen cabreados, y tela, con todo los que les rodea. Bueno, tiene que ser así, es punk, ¿qué cojones? En cualquier caso eso no ensombrece el trabajo que han hecho, al menos para mí, para alguien católico, de derechas, como dios manda y votante de ese partido político... a ese le parecerá una atrocidad, una provocación, una invitación al guerracivilismo y les intentará echar encima a los perros rabiosos de los abogados esos que todos sabemos. Esperemos que no llegue a tanto, aunque no sería la primera vez que pasa algo así, algún referente ya citado se ha comido mierdas de ese tipo. Ellos son conscientes que esto puede pasar, son gajes del oficio.
En resumen, un gran disco. Divertido, bailongo, cantable y leñero a nivel musical y reivindicativo, como tiene que ser tratándose una propuesta que se mueve entre el punk y el hardcore. Un gran paso adelante desde su maqueta de 2016 en cuanto a sonido aunque todas sus grandes virtudes ya estaban presentes en aquel trabajo seminal. Un juego equilibrado de las voces para crear canciones enormes, una instrumentación concisa pero de una precisión y eficiencia indudables, y un bajo que destaca por sus líneas cargadas de gusto y melodía allí donde se lo permite su tarea de fustigar la máquina para que avance.
Mil gracias.
ResponderEliminarRicardo.
Gracias por nada, me he limitado a exponer mis impresiones sobre un disco que me ha gustado, para eso me he abierto este blog :D
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